Por cada uno de nosotros, por los que son y los que se fueron, hay una estrella en el cielo.
Es así que las estrellas cuentan todas las historias del mundo. Son nuestras leyendas, escritas en minio en las láminas de la noche.
Aquí, y en el campo, hablamos del camino de las estrellas que lleva a la victoria, tal y como fue soñada.
Que cada uno abrace a su estrella,
entrelace vida y deseo, victorias y derrotas, pues algo especial nacerá de este camino y encuentro.
Convocamos al indómito viento, el himno verdiblanco, que silba por la garganta del alma.
Al antiguo mito, que desafía las derrotas, y a la balada, que duerme las victorias.
Convocamos a la estirpe y la raza de nuestro club, que nunca traiciona a sus seguidores.
Y en la taberna mágica de todos los puertos, donde nunca faltaran provisiones ni bebida, llamamos también a la lluvia en el vidrio de la soledad, tras errores no deseados, y a los compañeros y amigos que sanan las heridas más duras.
Y así, tal como fue soñado, lograremos un hogar donde la magia se haga realidad, donde forme parte de cada uno de nosotros, donde entrelazar corazones y almas.
Felices Navidades y Prospero Año Nuevo
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